Nota redactada por Clarin al Dr.Gustavo Taunus y otros especialistas en la materia.
En épocas de superpoblación de abogados, el derecho informático sigue
siendo una especialidad de pocos, aunque va ganando adeptos.
Para Gustavo Tanús, la palabra "código" no se reduce a un conjunto de leyes. El traje y el maletín lo uniforman con el resto de sus colegas, pero Tanús es un tanto diferente: se dedica al derecho informático, una disciplina que asomó en el mundo de los abogados con la irrupción de las nuevas tecnologías y va ganando nuevos adeptos.
"Lo que más me gusta es poder ayudar a resolver cuestiones que en principio parecen no tener una solución jurídica, aplicando las leyes vigentes y algo de ingenio. Es como estar un poco a la vanguardia", asume Tanús.
El abogado se lanzó al tema hace ya una década, cuando un amigo apareció por error en el Veraz, y él comenzó a investigar el tema de la protección de los datos personales en las bases de datos informáticas.
"Después me empezaron a llegar consultas relacionadas con la propiedad intelectual del software y el uso de licencias. Y con el auge de Internet y las puntocom, empecé a asesorar a empresas que tenían sus nombres de dominios usurpados. Cuando me quise dar cuenta, ya estaba trabajando casi exclusivamente en estos temas", cuenta Tanús.
El campo es muy amplio, pero entre los temas más comunes de la especialización, figuran la redacción de contratos informáticos; el registro, la gestión y la recuperación de nombres de dominio (las direcciones de los sitios web); los delitos informáticos; los derechos de autor en Internet; las políticas de privacidad para sitios web; y la protección de los datos personales en las bases de datos.
También, reclamos por el control y uso del e-mail en el ámbito laboral, y por la recepción de spam; el asesoramiento jurídico en iniciativas de comercio electrónico; y el uso de firma digital.
"Lo apasionante que tiene el derecho informático es el desafío de redescubrir el derecho, a medida que se producen transformaciones en la sociedad", dice Daniel Altmark, director de la carrera de posgrado en Derecho Informático de la Facultad de Derecho de la UBA, y director del Instituto de Investigaciones en Informática y Derecho, del Colegio Público de Abogados de la Capital Federal.
"Si todos se dedican a los desalojos y las sucesiones va a haber muy poco trabajo. Lo que hay que hacer es encontrar estos nuevos problemas y darles solución", aconseja Altmark, que se dedica al tema desde hace dos décadas.
Para Tanús es una ventaja competitiva, porque el tema sigue siendo novedoso y no muy explorado en el país: "No es fácil encontrar abogados que conozcan sobre estas cuestiones y que tengan experiencia práctica, no solo asesorando sino litigando".
Pablo Palazzi —que dirige la revista Derecho y Nuevas Tecnologías— es más cauto. "En Argentina no existe una industria tecnológica o informática para que el abogado se dedique cien por ciento a estos temas, como en los Estados Unidos. Es una cuestión que se le presenta a cualquier abogado de empresa", dice.
Lo importante, coinciden todos, es no tenerle miedo a la palabra "informática", un término que puede alejar a muchos abogados, en general reacios a todo lo que tenga tufillo técnico.
"Se trata de problemas jurídicos, no técnicos", asegura Altmark. Del mismo modo, Palazzi cree que aunque es bueno conocer y entender de tecnología, "la parte tecnológica te la cuenta el cliente y el abogado aplica las reglas legales".
Autor:Eleonora Rabinovich. ESPECIAL PARA CLARIN.
Fuente: www.clarin.com.ar
Fecha: 06-06-2004 - Diario Clarin (http://old.clarin.com/suplementos/economico/2004/06/06/n-01501.htm)
Para Gustavo Tanús, la palabra "código" no se reduce a un conjunto de leyes. El traje y el maletín lo uniforman con el resto de sus colegas, pero Tanús es un tanto diferente: se dedica al derecho informático, una disciplina que asomó en el mundo de los abogados con la irrupción de las nuevas tecnologías y va ganando nuevos adeptos.
"Lo que más me gusta es poder ayudar a resolver cuestiones que en principio parecen no tener una solución jurídica, aplicando las leyes vigentes y algo de ingenio. Es como estar un poco a la vanguardia", asume Tanús.
El abogado se lanzó al tema hace ya una década, cuando un amigo apareció por error en el Veraz, y él comenzó a investigar el tema de la protección de los datos personales en las bases de datos informáticas.
"Después me empezaron a llegar consultas relacionadas con la propiedad intelectual del software y el uso de licencias. Y con el auge de Internet y las puntocom, empecé a asesorar a empresas que tenían sus nombres de dominios usurpados. Cuando me quise dar cuenta, ya estaba trabajando casi exclusivamente en estos temas", cuenta Tanús.
El campo es muy amplio, pero entre los temas más comunes de la especialización, figuran la redacción de contratos informáticos; el registro, la gestión y la recuperación de nombres de dominio (las direcciones de los sitios web); los delitos informáticos; los derechos de autor en Internet; las políticas de privacidad para sitios web; y la protección de los datos personales en las bases de datos.
También, reclamos por el control y uso del e-mail en el ámbito laboral, y por la recepción de spam; el asesoramiento jurídico en iniciativas de comercio electrónico; y el uso de firma digital.
"Lo apasionante que tiene el derecho informático es el desafío de redescubrir el derecho, a medida que se producen transformaciones en la sociedad", dice Daniel Altmark, director de la carrera de posgrado en Derecho Informático de la Facultad de Derecho de la UBA, y director del Instituto de Investigaciones en Informática y Derecho, del Colegio Público de Abogados de la Capital Federal.
"Si todos se dedican a los desalojos y las sucesiones va a haber muy poco trabajo. Lo que hay que hacer es encontrar estos nuevos problemas y darles solución", aconseja Altmark, que se dedica al tema desde hace dos décadas.
Para Tanús es una ventaja competitiva, porque el tema sigue siendo novedoso y no muy explorado en el país: "No es fácil encontrar abogados que conozcan sobre estas cuestiones y que tengan experiencia práctica, no solo asesorando sino litigando".
Pablo Palazzi —que dirige la revista Derecho y Nuevas Tecnologías— es más cauto. "En Argentina no existe una industria tecnológica o informática para que el abogado se dedique cien por ciento a estos temas, como en los Estados Unidos. Es una cuestión que se le presenta a cualquier abogado de empresa", dice.
Lo importante, coinciden todos, es no tenerle miedo a la palabra "informática", un término que puede alejar a muchos abogados, en general reacios a todo lo que tenga tufillo técnico.
"Se trata de problemas jurídicos, no técnicos", asegura Altmark. Del mismo modo, Palazzi cree que aunque es bueno conocer y entender de tecnología, "la parte tecnológica te la cuenta el cliente y el abogado aplica las reglas legales".
Autor:Eleonora Rabinovich. ESPECIAL PARA CLARIN.
Fuente: www.clarin.com.ar
Fecha: 06-06-2004 - Diario Clarin (http://old.clarin.com/suplementos/economico/2004/06/06/n-01501.htm)
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