El universo de las nuevas tecnologías y de las redes sociales en particular es fuente de lo que algunos consideran un nuevo derecho que no figura expresamente en ninguna legislación: el derecho al olvido.
En el día de su graduación una joven de 18 años decidió tomarse una foto en bikini, con un copón de cerveza en la mano derecha y un sombrero de corte mexicano. La foto ilustró su perfil de Facebook durante un tiempo.
Transcurridos dos años del evento la joven aplicó para un importante puesto de trabajo "senior" en una consultora internacional. El Departamento de Recursos Humanos aprobó su ingreso a la compañía pero uno de los directores decidió googlearla: ese fue su final. La imagen juvenil de graduación revivió entre los muertos, vía Google y la entusiasta novata quedó afuera del puesto de trabajo en segundos. Nadie quería una chica "entonada" como consejera de inversores locales.
Este hecho no es un cuento, sino que ilustra un caso similar de la jurisprudencia americana que se replica en la realidad y pone sobre la mesa de debate, una vez más, el derecho al olvido digital.
En efecto, el universo de las nuevas tecnologías y de las redes sociales en particular es fuente de lo que algunos consideran un nuevo derecho que no figura expresamente en ninguna legislación: el derecho al olvido, esto es, el derecho que tiene una persona a borrar de internet información sobre sí misma y preservar de este modo su privacidad.
El universo de las nuevas tecnologías y de las redes sociales en particular es fuente de lo que algunos consideran un nuevo derecho que no figura expresamente en ninguna legislación: el derecho al olvido
La idea es que algunos "errores" del pasado, fotos poco felices o comentarios vía Twitter producto de un impulso momentáneo queden definitivamente enterrados en el cementerio digital y que no resuciten milagrosamente, una y otra vez, Buscador y "memoria caché" mediante.
La Comisión Europea impulsa hace meses una reforma legislativa global que regule el almacenamiento de datos personales en Internet y que se traduzca en el derecho de una persona a solicitar la eliminación de información o datos personales (fotos incluídas) que son indexados por los buscadores de Intenet o que aparecen en las propias redes sociales. El tema también se debate en los Estados Unidos pero la realidad, por ahora, es que el "derecho al olvido, pasó al olvido".
En otras palabras, en la actualidad pretender "limpiar" un contenido de la web no es tarea sencilla por su efecto viral y porque los almacenes digitales (servidores) se multiplican por el mundo replicando los datos e información personal que siempre se puede encontrar en algún lejano servidor. Los derechos en juego como la libertad de expresión, la privacidad y la reputación juegan un papel importante en el trabajo de eliminación de lo que se pretende olvidar. Recuerde el lector el video erótico de alguna reconocida modelo argentina que se conoció el año pasado pero que aún hoy se puede observar en algún servidor extranjero o con locación en "la nube".
Parece razonable que un hecho que sucedió hace 20 años desaparezca del mundo virtual y es lógico que una foto no querida de la adolescencia deje de ser indexada por un buscador. Pero la realidad actual es otra: los buscadores operan como un espejo que nunca, nunca se rompe: la información siempre está y aquella foto no deseada o aquel comentario fuera de lugar, sigue y seguirá vivo.
En la actualidad pretender "limpiar" un contenido de la web no es tarea sencilla por su efecto viral y porque los almacenes digitales (servidores) se multiplican por el mundo replicando los datos e información personal que siempre se puede encontrar en algún lejano servidor
Un reciente proyecto de ley presentado por los Diputados Julián Martín Obiglio y Alberto José Perez (expediente 8070-D-2012, trámite parlamentario 167 - 15/11/2012) si bien no trata el derecho al olvido digital pretende regular la responsabilidad de los buscadores de Internet y de las redes sociales por contenidos publicados por terceros y establece un mecanismo que permite a los particulares (entre otros) solicitar a los buscadores o a las redes el bloqueo de acceso a contenidos que afecten derechos personalísimos tales como el honor, la intimidad y la reputación.
Una legislación de este tipo podría aliviar o dar alguna solución, aunque sea transitoria, a los problemas que plantea el pasado digital pero todavía queda mucho camino por recorrer.
A nivel personal la prudencia debe imponerse al momento de subir contenidos propios a Internet: antes de postear hay que pensar (Stop, Think and Connect). Caso contrario, habrá que asumir las consecuencias de un efecto de réplica de contenidos que, en muchos casos, resulta imposible eliminar.
A ello debería agregarse un tratamiento legislativo específico en esta materia que contemple estas situaciones que aparecen como moneda corriente y que, tarde o temprano, a todos nos podrá impactar. Porque todo esto, recién empieza.
Autor: Fernando Tomeo
Fecha: 30/05/2014
Fuente: http://www.lanacion.com.ar/1531755-el-derecho-al-olvido-en-la-web-paso-al-olvido
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