La información personal es poder y vale oro; su procesamiento y uso varía desde la publicidad y el espionaje hasta la comisión de delitos.
La información personal es poder y vale oro. Su procesamiento y uso puede ser variado y sofisticado en caminos que van desde la publicidad y el espionaje hasta la comisión de delitos.
Si una empresa conoce nuestros datos personales puede leer nuestros gustos, determinar hábitos de consumo y acercarnos publicidad. Y esa publicidad se paga muy bien. El negocio es sencillo: entregamos información a cambio de un servicio. Pero el servicio no es gratis porque se paga con nuestros datos personales.
El formato de ingresos de las compañías tecnológicas que crecen en la costa oeste de los Estados Unidos pasa por esta línea. La monetización del negocio es la publicidad o, dicho en criollo, la empresa gana dinero vendiendo publicidad y dirigiendo los anuncios publicitarios a los consumidores que, previamente, le entregaron "gratis" los condimentos necesarios para generar el alimento final que ellos mismos consumen. Lindo negocio, totalmente lícito.
Pero nuestra información también es utilizada para la comisión de delitos que se han puesto de moda tales como el phishing (esto es, la "pesca" de nuestros datos personales mediante maniobras de engaño previo) o el robo de identidad digital. En estos casos las víctimas sufren el apoderamiento de datos personales críticos tales como el número de sus cuentas bancarias en el exterior, fotografías íntimas o datos sensibles vinculados a su salud que luego se venden en el mercado secundario de datos.
Aunque la frutilla del postre está dada por la utilización de nuestros datos personales para el espionaje y la extorsión. Días atrás se conoció que la empresa italiana Hacking Team comercializa un software denominado "Galileo" que permite manipular y capturar datos personales de celulares, computadoras y cualquier dispositivo electrónico. El sistema fue adquirido por varios gobiernos de la región. Este accionar constituye una clara invasión a la privacidad en violación a normas constitucionales que protegen la intimidad de los ciudadanos.
En muchos casos dicha información personal se utiliza para chantajear. Esta conclusión es evidente ante masivos "ciberataques de captura de datos" como el sufrido el mes pasado por la Agencia de Recursos Humanos de la Administración Federal de Estados Unidos. Los hackers se robaron millones de datos personales de empleados del gobierno americano como nombres, vínculos familiares, de amistad, fotos personales, etcétera. Esta información vale oro porque permite conocer el perfil completo del funcionario y sus puntos débiles.
Atención entonces porque los datos personales ya superan la cotización del oro y del petróleo en el mercado y la venta de "paquetes de información personal" es moneda corriente que, por cierto, genera cuantiosos ingresos..
Autor: Fernando Tomeo
Fecha: 17/7/2015
Fuente: http://www.lanacion.com.ar/1811062-ni-oro-ni-petroleo-datos-personales
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