Mientras avanza la búsqueda de aprobación de una la ley que condenará como delito la práctica de la difamación sexual a través de medios virtuales (conocida popularmente como porno venganza, aunque no implique vengar un hecho), son cada vez más las víctimas que lo padecen en diversas formas, y una rosarina se animó a contar cómo lo vivió en carne propia.
Ana es una joven profesional, egresada de la UNR, que trabaja en una institución pública reconocida de Rosario. Un año después de haber sido víctima de la difamación, y tras un largo proceso interno, se animó a contar el derrotero que atravesó desde aquel día en que recibió una amenaza concreta en un mensaje de Facebook.
Pasó por varios pedidos de trabajo sexual, circulación de videos falsos en grupos de Whatsapp, perfiles falsos en Facebook y sitios porno, denuncias varias, hasta que se encontró con una pared: un vacío legal que significa que el Estado no tiene herramientas (todavía) para ampararla. Es que la difamación virtual no es delito todavía en Argentina. Pero este año se aprobaría la ley en la Cámara de Diputados (ya aprobada en el Senado) que lo tipificará, y la historia, tanto de Ana como de muchas personas, podrá cambiar radicalmente.
Toma un trago de café con leche, respira un segundo para recordar, y con entereza de mujer empoderada que asumió lo que pasó y sabe que al contarlo advierte que aquí y ahora se está difamando a muchas mujeres, comienza: “Un chabón con un Facebook activo, al cual desconozco, me escribió hace un año la frase ‘lo que me hiciste lo vas a pagar’. Pensé que el mensaje era equivocado, para otra Ana, y no le di importancia. En las semanas subsiguientes me llegaron otros mensajes, también por Facebook, de hombres que no son mis contactos preguntándome “cómo trabajás” ó “cuánto cobrás”. No respondí a ninguno, pero claro que los relacioné con este primer mensaje, y pensé que debe haber un anuncio con mi nombre en Internet. Busqué sin mucha referencia y no encontré ningún anuncio sobre mí, por lo que me acerqué a la comisaría de mi barrio y asenté una denuncia”.
La historia continúa con una cuenta falsa de Facebook con recortes de su cara, bajo el nombre de Anita y su mismo apellido. Entonces vino el shock: el perfil falso con su nombre y su cara tenía links a varias páginas porno conocidas, y en todas habían videos caseros de una chica teniendo sexo con un hombre, con una fisonomía parecida a ella, y en la foto de perfil había una joven tomando sol. “Anita, la rosarina más gata cogiéndose al verdulero” ó “belleza vip y estudiante de 25 años”, son algunas de las referencias que más recuerda. Sorprende sobre todo saber que ni los videos ni la foto en bikini fueron tomados de Ana.
Quien o quienes hayan creado el perfil falso de Facebook y los sitios porno, no conformes con la difamación, pidieron amistad a varios contactos de Ana, y conociéndola, ellos le escribieron a ella advirtiéndole sobre la existencia de estos perfiles falsos.
Fue entonces que la joven se puso manos a la obra, y escribió a los contactos que figuran en cada sitio web pornográfico donde estaba su nombre y esos videos, pero su pedido no fue escuchado, y los videos continuaron circulando hasta ahora. Desde la impotencia explicó: “Es que subir fotos o videos pornográficos sobre cualquier persona en Argentina no es delito, y a eso se suma que no hay pruebas suficientes de que la referencia sea hacia mí, porque pueden alegar que sea otra chica con mi mismo nombre”.
Lo poco que logró por esos días fue denunciar a Facebook el perfil falso suyo, y fue eliminado finalmente, pero en seguida notó que el perfil del hombre que la había amenazado ya no existía, por lo que recuerda que no llegó a denunciarlo.
“El único de los cinco sitios porno que me respondió fue Youporn, que retiró el video y me informó que para obtener el IP del usuario que lo cargó debía comunicarse con ellos la autoridad competente”.
Pero el calvario continuó: una semana después recibió el llamado de un amigo: “Ana, me llegó por grupos de Whatsapp un link a una página de citas de prostitución con referencias tuyas, tu nombre, y un número de celular”.
Fue entonces que Anita rastreó su denuncia policial, e hizo una nueva denuncia, esta vez en la Fiscalía de la Unidad Especializada en Autores no Identificados NN, pero el gran problema es no tener contra quién hacer la denuncia. “No se sabe el autor, y no hay un delito tipificado para denunciar a los sitios porno ni a Facebook, y para solicitarles a todos estos sitios que quiten estas publicaciones o que nos entreguen la dirección IP de quien lo publicó, es necesario que el pedido lo haga un juez o un fiscal, y en el caso de Facebook debe pasar por el Consulado de Estados Unidos, y una serie de trámites burocráticos que no estaba dispuesta a hacer”, explicó Ana.
Toma otro sorbo de su café y abre la denuncia de varias páginas en tamaño oficio, reproduce el texto con seriedad, y trata con cuidado el papel que contiene el sello que denota que es una denuncia legal. “La fiscal de NN dejó asentado mi pedido a estas páginas porno y la red social, así como mi declaración de que desconozco el perfil de este hombre que me amenazó”.
Pero fue justo después de denunciar en la Fiscalía que afortunadamente para la salud mental de Ana, la seguidilla terminó: los meses pasaron, y Ana pudo procesar todo el derrotero. Ahora recuerda las tribulaciones que ya mira de reojo (y con un poco de resignación): “El miedo mayor es no saber quién es la persona que me difama, si está a la vuelta de tu casa o a 18 mil kilómetros, hasta dónde piensa llegar, y por eso no sabes qué riesgo puede correr tu vida. Puede ser una mujer, un ex, un compañero mío de trabajo, o un completo desconocido”.
A la distancia en el tiempo y en la maduración de la pesadilla de la cual ya despertó, y con la ineludible contención de sus seres queridos, Ana ahora puede ver el bosque por fuera del árbol: “Pienso que este tipo de expresiones extremistas del machismo aparecen exacerbadas como manotazo de ahogado de algunos hombres que ven que el tema del Ni una menos ya es parte de la convención social y les molesta, así como cuando se desarrolló la marcha del Encuentro Nacional de Mujeres dos hombres drogaron y asesinaron violentamente a Lucía de 16 años en Mar del Plata, entre otros casos extremos de violencia en respuesta a la movida social”.
El escritor Eduardo Galeano al comienzo de la canción “La mujer sin miedo” de la banda No te va gustar, dijo: “Al fin y al cabo el miedo de la mujer hacia la violencia del hombre es el espejo del miedo del hombre a la mujer sin miedo”.
El camino de la ley conocida como porno venganza
Entre 2015 y principios de 2016, en Rosario se abrieron doce expedientes judiciales por este tipo de denuncias.
La Cámara de Senadores aprobó en noviembre pasado, por unanimidad y sin debate, y giró a Diputados, un proyecto de ley para penalizar la publicación o difusión de imágenes no consentidas de desnudez ó videos de contenido sexual o erótico. La práctica es conocida popularmente como "porno venganza", aunque en algunos casos, como el de Ana, no se trate de una venganza reproduciendo contenido real o con el explícito propósito de una venganza.
De esta manera, eventualmente en Argentina, la persona condenada por este delito será obligada a arbitrar los mecanismos necesarios para retirar de circulación o bloquear el material, a su costa y en un plazo inminente.
Cuando el delito exista con la ley ya aprobada y se tipifique, será cuestión de que el fiscal regional decida la competencia de este tipo de delitos, en relación al bien jurídico de la integridad sexual o algún otro bien jurídico.
Pero mientras tanto, como indicó el fiscal de Delitos Sexuales Matías Ocariz en diálogo con Rosarioplus.com, "si aún no existe como delito, mucho menos estaría tipificado como un delito contra la integridad sexual".
Si bien en Argentina aún la práctica no es un delito, hay otros delitos como la difamación, que es tipificada como injuria, daño al honor o a la integridad. "Que no exista el delito no implica que no haya otro instrumento legal como es el delito de la injuria, que es de acción privada, por la difamación que puede producirse a través de medios electrónicos", precisó Ocariz.
Consultado por los casos en Rosario, recordó "algunos casos que podría calificarse prima facie como porno venganza, pero son muy pocos. Puede haber también en otros fueros, quizás en el fuero civil, o en Familia, Daños y Perjuicios, Acoso laboral, haya denuncias".
Sobre el mundo virtual, sí son ley los delitos de
bullying desde 2015 y de
grooming desde 2013.
Autor: redacción Rosario Plus
Fecha: 1/4/2017
Comentarios